La ley


El frío les cala los huesos a los hermanos en el patio plagado de reliquias y objetos congelados. Han comprado la propiedad decadente de La Bisbal d´Empordà en una subasta en Buenos Aires. Los hermanos son parientes lejanos de los herederos catalanes fallecidos. Vienen a tomar posesión.
-          La ley está para algo Fabrici, vinimos hasta acá para cumplirla, ¿te das cuenta? Esta casa representa la ausencia de ley. Los hermanos herederos se pelearon hasta el final, luego lo perdieron todo y finalmente murieron sin disfrutar de esta reliquia. Nosotros estamos aquí para atravesar las barreras del tiempo y para demostrar que es posible renacer.
A lo largo del día los hermanos han hecho el inventario de los viejos cuadros lavados y oscuros, de los muebles decadentes y de los frisos en los techos. Se desplazan por la casa antigua y semi derruida como dos fantasmas. Piero toca la espada y parece de cuero. No imagina como el francés pudo haber amenazado a las mujeres de la casa con un objeto tan inocuo y frágil.
-          Hace tres siglos el metal debe haber sido realmente amenazante. La ley está para cumplirse Fabrici. Si no hay ley, las cosas quedan a la deriva, pierden el sentido, se oscurecen, se opacan, hasta que el tiempo se las lleva y las destruye.
-          Es lo que ha pasado con esta casa.
-          Si, y con la vieja historia del francés en el fondo del pozo.
Los hermanos contemplan la balanza sobre el pozo que termina en un oscuro fango más de veinte metros más abajo. En el fondo les han contado que está muerto el francés que intentó violar a las mujeres durante la guerra hace tres siglos.
-          ¿Vos crees que el francés existió de verdad?
-          Tenemos su espada ¿no?
-          Si, pero eso no prueba nada.
-          Lo único verdadero es la ley Fabrici. Debemos aceptarla o callar.
-          TE estás poniendo místico.
Piero  mira la silueta de Barcelona mientras el avión gira por el Mediterráneo rumbo al sur y se pregunta si han hecho bien.
-          Hicimos bien- dice Fabrici como si le leyera el pensamiento a su hermano.

Entonces Piero lo ve, con certeza y claridad. Es el francés, con su espada desenvainada, avanzando por los primeros asientos, con su casaca napoleónica y su estampa guerrera. Enarbola la espada liviana y está a punto de entrar en la cabina del piloto.

-          Es la ley Piero, nos persigue
-          Al fin lo entendiste Fabrici, ya ves que no hay escapatoria posible.






Comentarios

Entradas populares