Stiutso y Figuerola vuelven




Reinaldo me espera con un café y media media luna. La mañana de Gerona transcurre como muchas otras, solo que hoy hay cierta urgencia en acabar el diálogo.
Como buenos exiliados argentinos que somos, lo primero es mirarle las tetas a una morena que habla en portugués por el móvil. Reinaldo levanta las cejas, seguro de que le ha devuelto la mirada irresistible. Él, al igual que yo, piensa que aún hay ciertas cosas a las que ellas no se resisten. Aún con la panza que tenemos, la calvicie, los dientes deformes y manchados, el aliento a podrido, ellas no se resisten.
-        Las mujeres están alteradas- dispara, pero sé que no es eso lo que lo obsesiona, solo quiere alivianar la carga de lo que me tiene que contar.
-        Que novedad.
-        Es que con esto de la liberación femenina y los derechos de la mujer no se puede lanzar un piropo loco. Viniendo para acá pasó un bombón y le tiré un dardo. No sabés como me miró. Levantó los dos dedos del medio en señal desafiante y hasta me insultó. Me dijo algo así como “andate a la concha de tu hermana” en catalán.
-        Estamos perdidos, no hay nada que hacer con las minas. Creo que el próximo paso es que se hagan hermafroditas y nos hagan desaparecer definitivamente de sus vidas.
-        Una cosa es el abuso doméstico, la violencia familiar, no poder reventarle la cara a una atorranta. Pero no poder decir un piropo…ya no entiendo nada loco.
-        Bueno, es un tema sin remedio. Contame por que mierda me llamás pelotudo. Es hora de laburo y estoy a mil. Es jueves, no sé si te diste cuenta y mañana es feriado. Tengo mil cosas que hacer.
-        Bueno vamos al grano: El tema es el  Imperialismo ¿viste?
-        ¿Qué pasa con el Imperialismo? No me vengas con que es un tema de Figuerola. Esa historia del espía Stiutso y del romance de Figuerola con la esposa del fiscal no se la comió nadie.
-        Figuerola…Ja! Figuerola es un poroto al lado de lo que está pasando a nivel internacional. Figuerola es parte de un engranaje infernal, es solo una parte ínfima de un tinglado en el que hay gente grossa, pero muy grossa involucrada. Figuerola es un peón, un mandado. Obvio que tiene algo que ver con todo esto. Pero no es el engranaje fundamental.
-        A ver Reinaldo explicame que no lo entiendo. Cuál es la teoría, y por que me llamás hoy.
Reinaldo se concentra ahora en una rubia que gira. Me hace una expresión de imposible y da una cabezada resignada.
-        ¿Viste que se va todo, pero todo, al carajo?
-        ¿Qué es todo? ¿Qué se va al carajo?
-        Estamos hablando de política boludo. Hablamos de la gente que se come el coco  y después vota  a Macri, el Brexit, Marie Le Pen, Trump. Toda esa mierda que nos están vendiendo que nos va a salvar, que nos va a sacar del agujero.
-        No me estás diciendo nada nuevo. La ultra derecha, la nueva derecha, el populismo oportunista o como quieras llamarlo. Ya se sabe:  la gente come bulones, no entiende nada y vota cualquier cosa.
-        Nada es casualidad. En realidad, hay un plan. El imperialismo, hoy como ayer, tiene sus vástagos, sus delfines, sus adalides, sus mecanismos sutiles para hacernos caer en la trampa.
-        Pero Reinaldo, son teorías perimidas. Estamos vos y yo acá tomando un café, tenemos tiempo para nuestras cosas, somos amigos ¿no? Estamos hace mil años acá en Gerona, todo el mundo nos quiere…Nadie nos persigue ni nos echa. ¿De qué confabulación me estás hablando?
-        Del Imperialismo. ¿Ves esa cámara? – Reinaldo me señala un artefacto que está colocado estratégicamente sobre la vitrina con bebidas del bar, con una especie de gran angular que vigila los movimientos de todos los presentes.
-        Reinaldo no me vengás con pelotudeces, es un dispositivo anti choreo.
-        No seas pelotudo hermano. Los dispositivos estos, al igual que internet y los bancos, son formas de controlar lo que la gente hace. Hay un plan, ¿no entendés? Hay un plan.
-        Ajá. Y vos,,,conocés el plan.
-        Sí.
-        Que bien…y ¿como hiciste para enterarte de esa historia tan misteriosa?
-        Figuerola.
-        ¿Figuerola? ¿No era que  es un peón, el único que está al margen, un boludo sin patente?
-        Todo eso es verdad. Pero me batió la justa. Volvió Figuerola y me batió la justa.
-        ¿Figuerola otra vez está por acá? Contame, a ver si me entero.
-        ¿Viste Melania Trump?
-        Si, la primera dama del Imperio.
-        Es rumana.
-        Claro, y está buenísima.
-        Resulta que Trump y Putin son socios.
-        ¿Y qué tienen que ver Melania y Figuerola?.
-        Resulta que a través de Stiutso, Figuerola se encargó de conseguir un pase libre a la Casa Blanca. Se hacen pasar por funcionarios de Macri. Ahora trabajan para conseguirles entrevistas a Peña y a los independentistas catalanes con altos cargos políticos. Les hacen ganar credibilidad.  Son operadores, lobistas, como les dicen allá. También trabajan para los chinos, para los israelíes y por supuesto para los rusos. En definitiva trabajan para todo el mundo.
-        Muy bien no les va.
-        Es que eso no es lo importante.
-        ¿Y qué es lo importante?.
-        Te cuento: Stiutso se la curte a Melania en Nueva York. A ella le gustan los tipos maduros. Trump no se la coje nunca. Está en Washington y Stiutso aprovecha.
-        No me cuentes boludeces.
-        Figuerola es artífice de los encuentros secretos con el espía. Es una red infernal.  Ahora Melania opera para Macri y para Putin. Stiutso lo logró.
-        ¿Y entonces?
-        Esto nos afecta directamente. Figuerola me dio una misión, necesito tu colaboración.
-        Reinaldo, estás completamente chiflado.
-        Bueno, vos hacé lo que te voy a pedir. Después decime si el imperialismo no está por todos lados.
-        Esto no tiene ningún sentido. Pero bueno, dale,  contame lo que se te ha ocurrido.
-        Pagá la cuenta y vamos.
A dónde
-        Acaban de disponer el avión a Siria. Tenemos pasaporte diplomático.
-        ¿Qué hay que hacer ah?.
-        Inspección ocular. Tenemos que comprobar los destrozos de las armas químicas. O demostrar que las armas químicas son un invento.
-        Stiutso sabe lo que hace, eso está claro.
-        Stiutso se la curte a Melania, hay que hacerle caso.

Reinaldo vuelve al bar, cuatro días despúes.
 -El bombardeo químico es una patraña,- me dice ,convencido. Fui y volví, ahí no hay nada. No sabés lo que te perdiste. Tendrías que haber venido para comprobarlo.

Al frente de la plaza se detiene un camión blanco. Bajan dos chicas muy arregladas con guardapolvo blanco y zapatillas deportivas. Las mujeres jóvenes y sinuosas entran de manera bastante brusca al bar. No reparan en las personas sentadas tomando algo mientras preparan una parafernalia de correas y chalecos que parecen un ajuar sado masoquista. Reinaldo las mira de manera provocativa, tal vez imagina que se las puede levantar a las dos. A una le murmura un piropo. La mina le hace una toma de tae kondo que lo deja inmovilizado.  Estoy preocupado, le pregunto a la encargada que pasa cuando lo agarran entre las dos y se lo llevan a la camioneta aparcada frente a la plaza.
- Detectaron que está pasando droga  y lo han caratulado como “atentado contra la salud pública”- me explica la encargada. Se lo llevan con un chaleco de fuerza, como en los viejos tiempos, como cuando el Hospital Santa Caterina, que está acá a la vuelta,  todavía era un hospital. La encargada  me mira consternada.-No es la primera vez que pasa, nos vigilan a todos. Es la cámara de mierda esa, ellos la pusieron y cada tanto se llevan a alguno. No se fían de nadie, por eso está esa cámara. Sobre todo exiliados e inmigrantes son los que se llevan cada día– Mientras Raimundo es llevado mañatado en la camioneta pintada de blanco observo a dos tipos leyendo los diarios y viendo las horrendas noticias de la mega bomba estadounidense sobra Afganistán. Por suerte no me devuelven la mirada.

Es indudable que algo de razón tiene, Raimundo, por disparatada que suene su teoría. No voy a investigar más. Dejo que se lo lleven nomás, como si no lo conociera. No vaya a ser que esas chicas tan atractivas se la agarren conmigo también.

Lo único que sé, seguro, es que esos dos que están tomando un café en el rincón son los responsables del secuestro de Raimundo. Es más son los culpables de todo lo que está pasando en el mundo en este momento: Esos dos son Stiutso y Figuerola y lo tienen todo, absolutamente todo, controlado.  




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